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¿Por qué aumentan las compras de urgencia en navidad? La presión social es factor

El mes de diciembre se caracteriza por un ambiente festivo, múltiples descuentos y una sensación generalizada de urgencia, factores que provocan que las compras decembrinas de último minuto se multipliquen. Aunque esta dinámica forma parte de la temporada navideña, también puede generar estrés financiero y desequilibrios en las finanzas personales si no se maneja con planeación.

La Condusef advierte que estos gastos impulsivos están estrechamente ligados a factores emocionales y sociales que influyen de manera directa en las decisiones de consumo.

Las compras de último momento suelen ser aquellas que no estaban contempladas en el presupuesto: regalos olvidados, antojos, convivios inesperados o promociones que parecen irrepetibles. Desde la perspectiva de la economía conductual, disciplina que estudia cómo las emociones influyen en las decisiones financieras, diciembre concentra una gran cantidad de estímulos que afectan la racionalidad al momento de gastar, reduciendo la capacidad de evaluar consecuencias a mediano y largo plazo.

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¿Por qué aumentan las compras impulsivas en diciembre?
Uno de los factores principales es el miedo a perder una oportunidad. Los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky demostraron que las personas suelen temer más la pérdida de una oferta que el hecho de gastar de más.

En la temporada navideña, este sesgo se intensifica con mensajes como “solo por hoy”, “últimas horas” o “edición limitada”, que generan una percepción de escasez y urgencia.

Otro elemento relevante es la ilusión del control, visible en frases como “ya lo pagaré en enero” o “solo pasa una vez al año”. Este tipo de razonamiento lleva a subestimar el impacto real de los gastos pequeños pero frecuentes, que al acumularse pueden disminuir el ahorro o incrementar las deudas.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (ENSAFI) 2023, elaborada por la Condusef, el 31.8 % de la población mexicana mayor de 18 años señaló que su conducta de consumo más frecuente fue realizar compras pendientes o darse gustos personales.

En diciembre, este comportamiento se intensifica debido a convivios, intercambios y celebraciones, lo que eleva la presión por gastar.

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Recomendaciones para evitar el estrés financiero
Ante este panorama, la Condusef sugiere aplicar estrategias sencillas que ayuden a reducir el impacto de las compras decembrinas de último minuto:

  • Aplicar el método de las 24 horas antes de comprar algo no planeado.
  • Crear un fondo para imprevistos navideños dentro del presupuesto mensual.
  • Elaborar una lista de compras y respetarla.
  • Registrar todos los gastos, incluso los pequeños.
  • Evitar comprar bajo presión o en momentos de emociones intensas.

Si bien las compras de último minuto no desaparecen, pueden manejarse mejor con planeación y conciencia financiera, lo que permite disfrutar las fiestas sin comprometer la estabilidad económica.

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¿Cuál es el efecto social de los regalos y el impacto de las compras digitales?
La Navidad en México se vive en comunidad, lo que puede generar presión social para gastar como los demás, incluso cuando no se cuenta con un presupuesto suficiente. Este comportamiento se conoce como efecto rebaño, donde las decisiones individuales se ven influenciadas por el entorno.

A ello se suma el crecimiento de la compra digital, que facilita el consumo impulsivo. Un estudio sobre compradores en la Ciudad de México (Fischer y Méndez, 2016) identificó que los estímulos visuales y la facilidad de compra en línea incrementan las decisiones impulsivas, especialmente entre jóvenes.

El problema no radica en una compra ocasional, sino en la acumulación de gastos no planeados. Diversos estudios sobre comportamiento financiero señalan que este patrón reduce el ahorro, incrementa la deuda y genera emociones como culpa o ansiedad, afectando el bienestar financiero a largo plazo.

Datos de Profeco (2022) indican que más del 50 % de los jóvenes mexicanos reconoce haber gastado más de lo planeado en diciembre, confirmando la fuerte influencia de las emociones y el entorno en el consumo.