Estás en Telenord Medios

Puedes continuar navegando en esta versión o visitar nuestra web de Servicios.

Skip to main content

Daños para nuestra economía por una guerra ajena

Solo el tiempo dirá si el abrumador poder de fuego que Estados Unidos descargó contra tres instalaciones nucleares de Irán durante la operación “Martillo de Medianoche” —ejecutada el pasado sábado con precisión quirúrgica y sincronización milimétrica, sin dar tiempo ni espacio para una reacción— servirá para garantizar que el mundo y, especialmente, el Medio Oriente, sean menos vulnerables a la amenaza nuclear.

Mientras tanto, la guerra en esa región sigue teniendo consecuencias para la economía global e impacta, incluso, a países que nada tienen que ver con ella, como República Dominicana, desde antes de que Estados Unidos irrumpiera en el conflicto, que deseamos no escale a extremos aún peores.

Una de esas consecuencias es el aumento de los precios del petróleo, que no solo afectan directamente a la economía, sino, que ejercen presión indirecta al alimentar la inflación, lo que disuade a los bancos centrales de reducir las altas tasas de interés, encareciendo así el financiamiento para la producción.

A principios de mayo, el precio del crudo alcanzó mínimos en la franja de los 60 dólares por barril. Se esperaba, entonces, que continuara una tendencia descendente, acercándose a la barrera de los 60 e incluso, por debajo de ésta a lo largo del año. Noah Barrett, analista responsable del sector energético en Janus Henderson, señalaba que, “el riesgo para los precios parecía inclinarse a la baja, tanto por una demanda más débil de lo previsto como por una oferta superior a la estimada”.

Las proyecciones de Bank of America (BofA) eran aún más bajistas. Cuando el barril de Brent cotizaba alrededor de 66 dólares, la entidad explicaba que esos niveles seguían conllevando “riesgos a la baja en nuestro rango de previsiones a medio plazo, que sigue ubicado entre los 60 y 80 dólares por barril”. El informe destacaba que las estimaciones de consenso de las grandes petroleras para 2025 asumían una caída de alrededor del 15 %, alcanzando los 60 dólares por barril.

Sin embargo, la escalada bélica —primero entre Israel y Hamás, luego involucrando a Irán y ahora con la participación de Estados Unidos— ha trastocado todas las previsiones. El mayor temor es que Irán decida bloquear, como ha solicitado su propio Parlamento, el estrecho de Ormuz, un paso marítimo angosto, pero estratégico, que une el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán y el mar Arábigo y por donde transita alrededor del 20 % del comercio global de crudo. “Si Irán llega a cerrar el Estrecho, los precios podrían dispararse inmediatamente entre un 30 % y un 50 %”, advirtió Marko Papic, estratega jefe de BCA Research, en declaraciones a Newsweek.

Sin embargo, es un alivio considerar que el daño económico que esa decisión implicaría para el propio Irán, podría disuadirle de ejecutarla, especialmente, tras el llamado del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, a que China intervenga para evitarla: “Si lo hacen, sería otro error terrible. Sería un suicidio económico para ellos”, advirtió Rubio, destacando que esa acción podría representar una “escalada masiva” del conflicto para la que la Casa Blanca tendría preparadas “respuestas devastadoras”.

Mientras tanto, en República Dominicana, los consumidores enfrentan precios más elevados de los combustibles y el país debe hacer frente a presiones adicionales sobre las finanzas públicas. Ojalá que el costo económico no sea mucho mayor de lo que hemos enfrentado hasta ahora y que la batalla presente guarde en su vientre la promesa de un mañana más seguro, en lugar de convertirse en semilla de nuevas amenazas para el futuro.