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¿Cómo cultivar una “relación saludable” con el dinero?

El autoconocimiento se erige como un pilar fundamental en el bienestar mental y económico de las personas. Este proceso permite identificar creencias, fortalezas, hábitos y comportamientos que influyen en la gestión del dinero. Comprender cómo estos factores inciden en sus decisiones es crucial para establecer un vínculo saludable con las finanzas.

Así lo establece la guía “¿Cómo tener una relación saludable con el dinero?”, elaborada por la Oficina de Servicios y Protección al Usuario (ProUsuario), una dependencia de la Superintendencia de Bancos (SB). Pero ¿qué significa realmente tener una relación saludable con el dinero? Este concepto se fundamenta en la autoconciencia, la responsabilidad y la capacidad para tomar decisiones financieras que fomenten nuestro bienestar presente y futuro.

La guía identifica tres pilares esenciales que caracterizan esta relación positiva: primero, gestión consciente y equilibrada, que involucra tanto los aspectos psicológicos y emocionales como los financieros; segundo, hábitos financieros responsables: Incluyen el ahorro sostenible, la planificación, la gestión del presupuesto y una inversión consciente, evitando así la impulsividad; tercero, equilibrio entre el disfrute del presente y la planificación para el futuro.

Metas claras
Un aspecto clave señalado por la guía es la importancia de identificar metas claras. Algunos objetivos propuestos para guiar nuestras acciones hacia un futuro más próspero son: conocer en qué gastamos nuestro dinero, gastar menos de lo que ingresamos, construir un ahorro para emergencias y planificar ahorros para metas específicas como mudanzas, estudios o compras importantes. Además, sugiere manejar emergencias sin caer en deudas, asegurarse de que el estado de ánimo no dependa del saldo bancario y tomar decisiones informadas sobre cualquier ingreso adicional.

La guía también hace énfasis en que nuestra relación con el dinero está influenciada por una combinación de factores externos e internos. Entre los factores externos se encuentran el panorama geopolítico mundial, la inflación y las presiones mediáticas que promueven compras innecesarias. Estos elementos, asegura, pueden impactar significativamente nuestras finanzas personales, aunque a menudo están fuera de nuestro control.

Por otro lado, los factores internos, como creencias, tipo de personalidad y estilo de toma de decisiones, son aspectos que se puede explorar y gestionar, según la guía. Estas creencias pueden ser tanto limitantes como potenciadoras.

Explica que las creencias limitantes suelen ser negativas y surgen de experiencias pasadas o influencias culturales; ejemplos incluyen ideas como “el éxito financiero está fuera de mi alcance” o “el dinero es difícil de conseguir”. Tales creencias pueden llevar a comportamientos autodestructivos como el gasto excesivo y el endeudamiento.

En contraste, señala que las creencias potenciadoras son aquellas que fomentan un enfoque positivo hacia las finanzas. Ejemplos incluyen la convicción de que el éxito financiero es alcanzable a través del esfuerzo o que el dinero es un recurso valioso para mejorar nuestra calidad de vida. Estas creencias pueden inspirar acciones proactivas como buscar oportunidades adicionales de ingresos o invertir en educación financiera.

La guía propone un enfoque estratégico para el manejo del dinero, sugiriendo que, en lugar de realizar gastos impulsivos al recibir ingresos, es fundamental identificar y cubrir primero los gastos básicos. Cumplir con los compromisos de pago es esencial antes de considerar cualquier gasto adicional.

La guía aconseja evitar el endeudamiento basado en ingresos futuros y, en cambio, centrarse en optimizar gastos, generar ganancias y establecer un fondo de emergencias. También se recomienda identificar prioridades de vida y comprometerse con un plan financiero que facilite decisiones de gasto más estratégicas.