El amor no lo es todo: las parejas exitosas negocian los términos de su unión

Casarse en la actualidad es una negociación. Hace más de medio siglo, los roles en el matrimonio estaban claramente definidos: el hombre trabajaba fuera de casa y la mujer se encargaba del hogar y los hijos.
Gary Becker, premio Nobel de Economía, describió este esquema como el modelo altruista en su libro A Treatise on the Family (1981). En este modelo, Becker argumenta que el matrimonio funciona como una unidad económica en la que el esposo, al tener generalmente mayores ingresos, asigna recursos a su esposa y familia de manera "altruista", asegurando así su bienestar.
Sin embargo, esta visión ha sido criticada por su enfoque tradicional de los roles de género y su falta de consideración sobre la autonomía de la mujer en la toma de decisiones económicas.
La dinámica del matrimonio ha cambiado con el tiempo. Cada vez más mujeres ingresan al mercado laboral y ocupan posiciones de liderazgo en sectores donde antes predominaban los hombres.
Según el estudio Women in Economics: Stalled Progress, publicado en el Journal of Economic Perspectives en 2019, para mediados de los 2000, menos del 35% de los estudiantes de doctorado y el 30% de los profesores asistentes en economía eran mujeres, cifras que se han mantenido prácticamente sin cambios desde entonces. A pesar del avance educativo, la equidad de género en el mercado laboral sigue presentando desafíos, lo que impacta directamente en la economía del matrimonio.
Matrimonio y finanzas: el dinero en las nuevas relaciones de pareja
La transformación de los roles de género ha convertido el hogar en un espacio de negociación financiera, donde ambos cónyuges toman decisiones económicas conjuntas.
Según la investigadora argentina Irene Meler, actualmente el amor ya no es suficiente para que una pareja funcione. Factores como el nivel académico, los ingresos individuales y la distribución de tareas en el hogar influyen directamente en la estabilidad de la relación.
Un estudio de Shelly Lundberg, Robert A. Pollak y Jenna Stearns, publicado en 2016 en el Journal of Economic Perspectives bajo el título Family Inequality: Diverging Patterns in Marriage, Cohabitation, and Childbearing, documenta cómo los patrones familiares han cambiado en las últimas seis décadas. Según el estudio:
- Las relaciones de pareja son más estables cuando hay una mayor diferencia de ingresos.
- Cuando ambos generan ingresos similares, pueden surgir conflictos sobre la distribución de tareas y expectativas económicas.
- En los hogares donde ambos trabajan y aportan financieramente, hay una mayor probabilidad de divorcio y una mayor incidencia de violencia doméstica.
Los investigadores también sugieren que las mujeres con educación universitaria tienden a casarse más tarde y tienen menores tasas de divorcio en comparación con aquellas sin título universitario. Esto indica que la estabilidad matrimonial está fuertemente ligada a la educación y a los recursos económicos de la pareja.
"La participación equitativa en el mercado laboral ha reconfigurado la estructura familiar", concluyen Lundberg, Pollak y Stearns en Desigualdad familiar: patrones divergentes en el matrimonio, la cohabitación y la procreación.
Sin embargo, compartir la responsabilidad económica también trae tensiones: las mujeres que trabajan suelen sentirse transgresoras, mientras que los hombres siguen midiendo su éxito según su estatus económico.
Este fenómeno ha llevado a una reducción de la natalidad y a que cada vez más parejas pospongan o eviten tener hijos.
¿Casarse o vivir juntos? ¿Qué opción es mejor para las finanzas?
Durante décadas, el divorcio fue visto como inmoral y costoso, ya que implicaba dividir bienes. Sin embargo, hoy muchas parejas prefieren no casarse y optan por la cohabitación, lo que tiene pros y contras, desde la perspectiva económica
¿Por qué las parejas ya no quieren casarse?
Factores clave:
- Miedo a las implicaciones económicas del divorcio
- Falta de estabilidad financiera
- Falta de acuerdos sobre el manejo del dinero
- Menor presión social para casarse
Antes de casarse, muchas parejas analizan:
- Capacidad para afrontar crisis económicas
- Repartición de gastos y deudas
- Planes de inversión conjunta
Según Pollak, Lundberg y Stearns, la cohabitación es una opción más flexible porque:
- Permite vivir juntos sin las implicaciones legales del matrimonio.
- En algunos países –como México– aunque no haya matrimonio, ya hay acceso a ciertos beneficios legales (seguridad social, herencia).
- Es más fácil de disolver en caso de separación.
Sin embargo, los investigadores advierten que este modelo es más inestable y desventajoso para las mujeres, ya que muchas parejas terminan separándose y las madres suelen quedar a cargo de los hijos.
Costo real de criar un hijo en México (2024)
Uno de los factores clave en la decisión de casarse o no es el costo de la crianza.
¿Cuánto cuesta tener un hijo en México?
- Primeros 9 meses de vida: $260,000 MXN
- Ropa y accesorios: $36,000 - $90,000 MXN
- Alimentación: $3.2 millones MXN
- Educación: $3.5 millones MXN
Fuente: Tec de Monterrey y CONDUSEF (2024)
El costo de criar un hijo supera los 7 millones de pesos en México, sin contar gastos extra como problemas de salud, clases extracurriculares o viajes.
¿Cómo afecta esto a las parejas?
Según los expertos:
- Las parejas con mayor educación y doble ingreso tienden a postergar o evitar la paternidad.
- La maternidad y la crianza tienen un alto costo de oportunidad para las mujeres.
- En un contexto de incertidumbre económica, muchas parejas eligen vivir juntas sin casarse para mantener flexibilidad financiera.
Cómo manejar el dinero en pareja para evitar conflictos
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Hablar de dinero antes de casarse o vivir juntos
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Definir un plan financiero conjunto
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Acordar cómo dividir gastos e inversiones
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Ser transparentes sobre ingresos y deudas
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Ahorrar para imprevistos
El matrimonio ya no es solo un contrato de amor, sino una decisión financiera. Cada vez más parejas optan por modelos flexibles como la cohabitación o deciden posponer la paternidad para asegurar estabilidad económica.