Tecnología para el sueño: ¿Perturba o ayuda al descanso?

El de los rastreadores inteligentes es un mercado que ha ido ganando terreno en los últimos años y se espera que siga creciendo. Solo en 2020, debido a la pandemia y de acuerdo a un informa de Fortune Business Insights, creció en un 19,5%, y se espera que pase de los US$36,3 mil millones que obtuvo el año pasado a los US$114,3 mil millones en 2028. ¿Cuál es una de las características más utilizadas por los usuarios? La medición del sueño y que ayuda a ordenar mejor sus jornadas. A estos dispositivos se le suman otros, como antifaces y almohadas inteligentes o máquinas de ruido blanco, entre otros. Pero, ¿son aparatos eficientes o meras estrategias de marketing?
El negocio de los artículos para ayudar a dormir mueve cifras promisorias y se espera que para 2030 el mercado tenga un valor de US$162,5 mil millones. Con lo relevante que es el sueño, la cifra no sorprende y las promesas de las empresas son cada vez mayores. Según Pablo Brockmann, pediatra del Centro del Sueño de la Red de Salud UC- CHRISTUS, todos los dispositivos externos influyen en el sueño. “Hay algunos que te pueden ayudar a regular ciertas partes de la higiene del sueño, pero en ningún caso reemplazarán la higiene misma que haga el ser humano”, destaca el doctor en Medicina del Sueño de la Universidad de Tubingen.

“Toda la tecnología que maneje la luminosidad podría ser muy exitosa, porque la melatonina se secreta de acuerdo a la luz que esté expuesta la retina y cuando baja la luminosidad, se dispara de una manera tremenda”, explica Brockmann, quien afirma que otros dispositivos que ponen luz “como si estuviera un atardecer, son absolutamente útiles”.

Eso sí, con estos dispositivos existe una dualidad. Todos aquellos que manejen la luz son útiles, pero la idea es que tampoco interfieran en el contacto, así como los smartwatches o los antifaces. “Por un lado te ayudan a monitorizar y hacer una serie de cosas, pero eventualmente pueden producir roces, molestias, calor o frío”, señala el especialista, y afirma que aparatos como scaldasonno, ventiladores o aire acondicionado pueden también afectar. “Pueden producir un efecto contrario y al principio, claro, está rica la cama o la pieza, pero puedes transpirar o enfriarte, y ahí se produce un microdespertar e interrumpes el sueño”, afirma. Y añade que “todas estas tecnologías son mejores que los fármacos que se consumen para poder dormir”.
Pablo Guzmán, neurólogo y director médico de la Clínica Somno, dice en la tecnología aplicada al sueño hay algunos dispositivos que sirven. Máquinas de ruido blanco o rosa, por ejemplo la de Homedics, son utilizadas para relajarse a la hora de dormir. Con respecto a otras, como relojes inteligentes o monitores del sueño, afirma que son inexactos y solo sirven para tomarse como referencias. “No son necesarios y uno muchas veces puede ponérselo, pero a la vez andar preocupado de andar midiéndote el sueño de una forma permanente. Tampoco hay que fiarse de lo que dice y puede ser un motivo más de estrés que solución”, plantea.

“La de estos productos es una suerte de marketing, más que de artículos testeados, venden cosas para todo y no es que hayan sido probadas con algún trabajo serio, así que no hay que volverse loco y no caer en comprar todo, porque ninguna cosa es tan maravillosa como muchas veces lo tratan de hacer ver”, sentencia Guzmán. Y Brockmann añade: “Hay dispositivos que son ideales para que los pacientes se den cuenta de sus problemas y tomen medidas al respecto, pero todo el resto es exceso”.
Eso sí, ambos especialistas destacan la tecnología que ya existe a nivel clínico, como el CPAP y la actigrafía, que es un examen realizado en establecimientos médicos que mide la duración y la calidad del sueño y que registra movimientos a través de un acelerómetro sensible. “El más importante es el CPAP para los pacientes que roncan y tienen apneas, porque es fundamental para su tratamiento y, aunque ya es antiguo, es de los implementos más eficientes y completamente testeados”, recalca Guzmán, de Clínica Somno, quien afirma que no solo mejoran la calidad del sueño, sino también la sobrevida y comorbilidades asociadas.
Desde hace algunos años, el mercado se ha llenado de monitores de guagua, colchones especiales, sensores y cámaras especiales, pero puede ser mayor el daño que el beneficio. “Los papás creen estar más cómodos porque sabrán cualquier cosa que le pase al niño, pero deben pensar en cómo destruyen el patrón de sueño normal de una guagua sana, porque con monitorizarla, le están haciendo sonar una alarma diez veces y el sueño de los niños, en general, es seguro”, afirma Pablo Brockmann, y luego añade escuetamente: “El marketing es increíble”.