Nuevos criterios clínicos permiten detectar la esclerosis múltiple de forma temprana

Los avances científicos en neurología están marcando un cambio significativo en la forma en que se diagnostica la esclerosis múltiple (EM). Nuevos criterios clínicos, publicados en revistas como The Lancet Neurology, permiten identificar la enfermedad en etapas mucho más tempranas, incluso antes de que aparezcan síntomas visibles.
Este cambio en el enfoque diagnóstico no solo mejora la precisión, sino que abre la puerta a tratamientos más oportunos y eficaces.
Diagnosticar antes la enfermedad significa, en muchos casos, preservar funciones neurológicas y mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo.
¿Qué es la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune crónica que afecta el sistema nervioso central —es decir, al cerebro y la médula espinal—. En esta condición, el sistema inmunológico ataca por error la mielina, una sustancia que recubre y protege las fibras nerviosas.
Al dañarse esta cobertura, la comunicación entre el cerebro y el cuerpo se vuelve lenta o incluso se interrumpe.
De acuerdo con Mayo Clinic, este daño puede generar desde síntomas leves, como visión borrosa o fatiga, hasta discapacidades severas. El curso de la enfermedad varía ampliamente entre pacientes.
Algunas personas pueden tener largos períodos sin síntomas (remisiones), mientras que otras presentan un progreso más constante y agresivo. Aunque no tiene cura, existen tratamientos que pueden modificar su evolución, controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Nuevos criterios diagnósticos: detección más rápida y precisa
Durante años, el diagnóstico de la esclerosis múltiple se basó en la aparición de síntomas clínicos y estudios complementarios.
Sin embargo, este enfoque tenía limitaciones importantes, ya que muchos pacientes no podían ser diagnosticados hasta después de sufrir varios brotes.
Actualmente, los criterios diagnósticos publicados en The Lancet Neurology, se propone un enfoque más centrado en biomarcadores y neuroimagen, lo cual permite detectar la enfermedad antes de que existan síntomas evidentes.
El doctor Xavier Montalban, director del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (CEMCAT) y uno de los líderes del comité científico responsable de esta actualización, explica que el objetivo es anticiparse al daño neurológico.
Signos tempranos que deben vigilarse:
Visión borrosa en un solo ojo (alrededor del 30% de los casos)
Hormigueo o entumecimiento en piernas y brazos
Debilidad muscular o sensación de pérdida de fuerza
Visión doble
Aunque estos síntomas pueden desaparecer en semanas, deben considerarse señales de alerta. Ante cualquiera de ellos, es fundamental acudir a un especialista para realizar una evaluación adecuada.
¿Cómo se diagnostica actualmente la esclerosis múltiple?
A diferencia de otras enfermedades, no existe una prueba única que confirme la esclerosis múltiple. Su diagnóstico es clínico y se realiza por exclusión, es decir, descartando otras condiciones que puedan causar síntomas similares.
Entre los exámenes más utilizados expuestos por la OMS se encuentran:
Resonancia magnética (MRI): Detecta lesiones o placas en el cerebro y médula espinal.
Punción lumbar: Analiza el líquido cefalorraquídeo para detectar signos de inflamación o anticuerpos anormales.
Tomografía de coherencia óptica (OCT): Evalúa el estado del nervio óptico.
Potenciales evocados visuales: Miden cómo reacciona el cerebro ante estímulos visuales.
La combinación de estas pruebas permite al neurólogo tener una visión más completa del estado del sistema nervioso central y hacer un diagnóstico más certero, incluso en etapas iniciales.
Tratamiento y manejo integral
El tratamiento de la esclerosis múltiple debe adaptarse a cada paciente, ya que la enfermedad se presenta de forma distinta en cada caso. Los principales objetivos son:
Reducir la frecuencia y gravedad de los brotes
Retardar el progreso de la enfermedad
Controlar los síntomas
Mejorar la calidad de vida
Terapias modificadoras de la enfermedad (DMT)
Estas terapias, disponibles en forma oral, inyectable o intravenosa, ayudan a frenar la progresión de la EM y prevenir nuevos brotes. Según la OMS, cuanto antes se inicien estas terapias, mayor es la probabilidad de preservar la función neurológica a largo plazo.
En casos de recaídas agudas, se administran corticoesteroides de manera temporal para reducir la inflamación y acelerar la recuperación.
Control de síntomas y rehabilitación
Existen medicamentos específicos para controlar síntomas comunes como:
Fatiga crónica
Espasticidad muscular
Depresión
Dificultades urinarias o sexuales
Aunque estos fármacos no modifican la enfermedad, sí contribuyen a mejorar el día a día del paciente.
La rehabilitación neurológica también es fundamental. A través de fisioterapia, terapia ocupacional y apoyo psicológico, se pueden:
Conservar o recuperar la movilidad
Reducir los espasmos
Mejorar el ánimo y la independencia
Para manejar la fatiga, uno de los síntomas más frecuentes y limitantes, se recomienda:
Realizar ejercicio físico regular (adaptado a cada paciente)
Mantener rutinas de sueño constantes
Evitar medicamentos que empeoren el cansancio
Detectar la esclerosis múltiple de forma temprana puede marcar una diferencia en la vida de los pacientes. Los avances científicos, tanto en diagnóstico como en tratamiento, abren nuevas oportunidades para vivir con mayor bienestar y autonomía.
La esclerosis múltiple no tiene cura, pero con diagnóstico precoz, seguimiento adecuado y una comunidad bien informada, es posible vivir con calidad, dignidad y esperanza.