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Estrés crónico: Así le pasa factura a tu rostro y cuerpo

El estrés crónico es uno de los principales problemas de salud pública en la actualidad, y sus efectos no solo se sienten en el ámbito emocional y psicológico, sino que también se reflejan de manera clara en el aspecto físico de quienes lo padecen. Cuando el estrés se mantiene de forma prolongada, el cuerpo comienza a experimentar cambios visibles, muchos de los cuales son difíciles de ignorar. Estos efectos no solo afectan la apariencia, sino que pueden desencadenar enfermedades graves a largo plazo.

El impacto en el rostro: envejecimiento prematuro y otras señales visibles
Una de las formas más evidentes en las que el estrés se refleja en el cuerpo es a través del rostro. El estrés crónico activa la producción de cortisol, una hormona que, en exceso, tiene efectos perjudiciales para la piel. Esta hormona promueve la inflamación y reduce la capacidad de la piel para regenerarse. Como resultado, se pueden observar arrugas prematuras, ojeras pronunciadas, y una piel apagada o deshidratada. Además, el estrés puede contribuir a la aparición de brotes de acné o dermatitis, ya que altera el equilibrio hormonal del cuerpo.

Efectos en el cuerpo: fatiga y debilitamiento general
El impacto del estrés no se limita al rostro. A nivel corporal, el estrés crónico puede generar fatiga constante, dolores musculares, y rigidez. La tensión muscular provocada por el estrés puede causar dolor en el cuello, la espalda y los hombros. Además, el cortisol también interfiere en el sueño, lo que provoca insomnio y agrava la sensación de agotamiento. La falta de descanso adecuado solo empeora la situación, ya que el cuerpo no tiene tiempo para recuperarse.

Consecuencias a largo plazo: enfermedades graves
El estrés prolongado no solo afecta la apariencia física, sino que también aumenta el riesgo de enfermedades graves. El estrés crónico está vinculado a problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes tipo 2 y trastornos del sistema inmunológico. También está relacionado con trastornos digestivos como el síndrome del intestino irritable y la gastritis. La constante producción de cortisol afecta el sistema inmunológico, lo que reduce la capacidad del cuerpo para defenderse de infecciones y enfermedades.

¿Cómo manejar el estrés para evitar sus efectos?
La buena noticia es que es posible mitigar los efectos negativos del estrés crónico. Existen diversas estrategias para reducir el estrés, entre ellas:

Ejercicio regular: Ayuda a liberar tensiones y mejorar la circulación.
Técnicas de relajación: La meditación, el yoga y la respiración profunda son útiles para reducir la carga de estrés.
Descanso adecuado: Dormir las horas necesarias es clave para la regeneración del cuerpo y la piel.
Alimentación balanceada: Una dieta rica en antioxidantes y nutrientes favorece la salud de la piel y el bienestar general.
Terapia o apoyo psicológico: Consultar con un especialista ayuda a manejar las emociones y el estrés de manera efectiva.
El estrés crónico es más que una simple molestia emocional; sus efectos físicos son profundos y duraderos. Si bien es imposible evitar el estrés por completo, entender sus consecuencias y aprender a manejarlo adecuadamente puede mejorar significativamente tu salud física, emocional y tu calidad de vida. Aprende más sobre el estrés crónico y el impacto en la vida cotidiana y en la salud en el episodio "¿Cómo saber si sufro estrés crónico" del podcast Dosis De Salud, de Hospital Angeles y Salud180, ya disponible en YouTube y Spotify.