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Cómo reaccionar si presenciamos un caso de violencia de género

En verano, los casos de violencia de género y las agresiones sexuales suelen ser mucho más abundantes. Por eso, todos debemos estar preparados. No solo las posibles víctimas, también el resto de la sociedad. Puede que presenciemos un ataque o una discusión sospechosa y no sepamos cómo actuar, básicamente porque nadie nos ha enseñado. A pesar de que nuestro deber ciudadano es alertar de situaciones problemáticas, a la hora de la verdad no sabemos cómo reconocer lo que ocurre o de qué recursos disponemos.

Por eso, en Hipertextual nos hemos puesto en contacto con la sexóloga y psicóloga especializada en violencia de género Laura Marcilla. Ella nos ha dado algunas pautas que pueden ser muy útiles para que no nos bloqueemos si nos encontramos frente a frente con un caso de violencia de género.

Debemos entender que no siempre se tratará de un hombre pegándole a su pareja en mitad de la calle. Puede haber otras muchísimas situaciones alarmantes y reconocerlas y alertar sobre ellas, quizás, sea clave para que la víctima pueda salir de esa situación. Puede que no ese día, pero sí en un futuro. No podemos mirar para otro lado.

¿Por qué aumentan los casos de violencia de género en verano?
Hay muchos estudios que señalan que los casos de violencia de género aumentan en verano. En Estados Unidos, por ejemplo, se llevó a cabo un estudio en el que se analizaron las lesiones por este motivo registradas en 100 hospitales de este país entre 2005 y 2017. De las 21 millones de personas atendidas, el 15% buscaron ayuda sanitaria durante vacaciones o fiestas puntuales, como San Patrick y Año nuevo. De hecho, esta última festividad fue la que resultó estar asociada a más casos de violencia de género.

A menudo esto se explica con el hecho de que en vacaciones la víctima y el agresor pasan más tiempo juntos. No obstante, también parece ser que el alcohol tiene un papel muy importante. Otros estudios señalan que la mayoría de personas atendidas en hospitales por esta causa fueron agredidas un sábado por la noche o un domingo de madrugada, cuando es más posible que los agresores estuviesen ebrios.

Daño del cerebro por el alcohol

También se ha visto que las tasas de agresiones por violencia de género pueden aumentar hasta en un 40% en torno a los eventos deportivos. Estos, a menudo, se celebran en verano y suelen estar rodeados de mucho alcohol. Bebemos para celebrar que gana nuestro equipo o para ahogar las penas si pierde.

Por supuesto, el alcohol nunca debería servir para justificar una agresión. Alguien que no agredería a otra persona sobrio tampoco debe hacerlo bajo los efectos del alcohol. Y, si lo hace, el ataque sigue siendo un ataque.

¿Cómo podemos reconocer un caso de violencia de género?
Obviamente, si vemos a un hombre pegándole a una mujer en plena calle, debemos alertar cuanto antes. Puede que ni siquiera sea un caso de violencia de género, pero es una agresión de una persona a otra. Ahora bien, ¿cómo se puede reconocer este tipo de violencia más allá de lo obvio?

“Es difícil marcar una línea de lo que es violencia de género, porque puede ocurrir de forma muy sutil con comentarios disfrazados de bromas, humillaciones…”, relata Marcilla. “Normalmente en público es más habitual que no se den las formas más evidentes”. Por eso hay que estar alerta. Y eso también implica tener en cuenta que no hay un prototipo de víctima de violencia de género. “No siempre son sumisas”, recuerda la psicóloga. “Además, existe la violencia reactiva, por la que, cuando una persona sufre una conducta violenta, responde de manera similar en vez de agachar la cabeza”.

discusión

Eso podría hacernos pensar que estamos ante una discusión bidireccional en vez de un caso de violencia de género, pero siempre será mejor alertar por si acaso.

“Cuando escuchemos una discusión en la que aparentemente ambas partes sean igual de conflictivas, es nuestra responsabilidad informar de lo que está pasando, porque aunque desde fuera, viendo solamente esa escena, pueda parecer que la violencia es bidireccional, si no conocemos todo el trasfondo no podemos saber si lo es o quién de las dos persona está ejerciendo violencia de forma más sistemática”.

Laura Marcilla, psicóloga especializada en violencia de género
¿A quién debemos llamar?
Ante un caso de estos, podemos llamar a la policía. No obstante, si no sabemos el número, lo más rápido siempre será marcar el 112. “Si llamas al 112 con una emergencia y explicas que estás presenciando un episodio violento ellos actúan como sea conveniente”, explica Marcilla.

Pero ese no es el único teléfono que tenemos disponible en España. También se puede llamar al 016, dirigido precisamente a alertar de casos de violencia de género. “La línea de teléfono está en más de 50 idiomas y hay una opción para personas con discapacidad y sordas”, relata la experta. “Además, ahora han añadido una línea de whatsapp. Me parece interesante porque a las nuevas generaciones, a las que no les gusta hablar por teléfono, les será más sencillo y estarán más predispuestas a pedir ayuda para sí mismas u otra persona si es por esta vía. El número para hacer este tipo de denuncias por whatsapp es el 600000016.

Chica chateando en su smartphone

Se trata de números de teléfono que no solo activan sistemas de emergencia. También ponen a disposición de las víctimas ayuda psicológica y asesoramiento jurídico.

Por otro lado, ya hemos visto que el alcohol a menudo aumenta las tasas de agresiones sexuales y por violencia de género. Eso hace que ciertas celebraciones muy habituales en verano, como ferias y festivales, sean un caldo de cultivo tristemente perfecto para que ocurra. Por eso, cada vez es más común que en estos eventos se instale un punto violeta al que podemos acudir tanto si somos víctimas como si hemos visto algo sospechoso. Allí están coordinados con los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, por lo que sabrán cómo actuar.

“Incluso sin haber presenciado nada podemos acercarnos para recibir asesoramiento sobre cómo actuar o incluso para colaborar activamente. Por ejemplo, reparten brazaletes morados, pañuelos o algún otro símbolo identificativo que sirve para que se entienda que la persona que lo lleva está dispuesta a actuar si ve alguna actuación de este tipo. Además, eso genera la sensación de que hay mucha gente en contra y ayuda a disuadir a alguien que pudiese estar pensando cometer uno de estos actos delictivos”.

Laura Marcilla, psicóloga especializada en violencia de género
Por otro lado, si nos encontramos con la situación cara a cara, lo más aconsejable es no intervenir y llamar a los números mencionados para que se activen las acciones pertinentes. Si estamos en grupo, quizás sí podamos disuadir, pero si somos una sola persona y el agresor actúa con violencia, podemos ponernos en peligro también.

¿Qué datos debemos dar?
Cuánta más información demos al presenciar un caso de violencia de género o una agresión sexual, mejor que mejor. Dónde se encuentran estas personas, qué han dicho, cuánto tiempo lleva sucediendo la discusión… El problema es que a veces no estamos en disposición de dar esos datos, pues no nos llegan completos.

Marcilla lo explica con algunos ejemplos. “Si no estamos viendo la escena de forma directa o recibimos solo información periférica puede que tengamos que decir que no sabemos de dónde vienen los gritos, pero que los escuchamos desde nuestra casa, que está en tal dirección”, O a lo mejor sí vemos una discusión de pareja y sabemos dónde están, pero se están moviendo. En ese caso, puedes decir dónde los has visto, hace cuánto tiempo y cómo van vestidos.

“Podemos describirlos para que les intenten localizar por las proximidades. Cualquier tipo de información que podamos dar, aunque no podamos identificar a las personas que están en el episodio violento, va a ser útil. Sobre todo si yo llamo, doy una información y todas las personas que estén cerca también llaman y la completan”.

Laura Marcilla, psicóloga especializada en violencia de género
En cuanto a nuestros propios datos, puede que nos pidan que nos identifiquemos. Esto puede echarnos para atrás, pero realmente a veces es necesario y estamos en nuestra obligación de hacerlo, como bien recuerda la psicóloga consultada por este medio.

“Suele ser importante dar los datos porque en muchas ocasiones las víctimas de violencia de género, ya sea por dependencia emocional, por creencias desadaptativas de la relación o por cualquier otra causa, pueden tender a defender al agresor”, señala la especialista. “Por eso, en ocasiones la única forma de actuar es no poner el foco y toda la responsabilidad en la persona que está siendo víctima, que es más vulnerable, sino en que el resto de la sociedad entendamos que no es un problema de pareja, sino social, y que si yo presencio un delito es mi responsabilidad notificar”.

Nunca pienses que denunciar la violencia de género no sirve de nada
El hecho de que la propia víctima a veces niegue la agresión puede hacer que nos frustremos y pensemos que actuar no ha servido de nada. Pero eso no es cierto. Siempre sirve. “Puede darnos la sensación de que es inútil avisar, pero en realidad, como esas personas se han identificado y se queda registrado, sí que es útil.”, nos comenta Marcilla. “Si en el futuro, cuando esa persona esté más preparada o haya más eventos, sí se llega a un proceso judicial, esos datos que tiene la policía sirven como prueba de que la violencia de género ha sucedido a lo largo del tiempo y no ha sido puntual”.

violencia de género

Además, a la víctima le dan información y recursos. “Puede que en ese momento no se atreva a actuar, pero sí que le sirva para reflexionar y conocer los recursos que tiene”. Finalmente, cabe destacar que las víctimas de violencia de género a menudo no denuncian porque se sienten desprotegidas. El hecho de saber que alguien llamó porque se preocupó por ellas y que hubo una respuesta para protegerlas puede ayudarles a terminar de tomar la decisión de salir de la situación en la que se encuentran. No es fácil, pero será mucho menos complicado si tienen detrás una red que las sostenga. Aprendamos a formar parte de esa red.