Las siete vidas de Antonio Banderas

Antonio Banderas ha llegado a ser uno de los rostros más conocidos del cine español a nivel mundial. Su gran capacidad de trabajo, al igual que su determinación para aventurarse en nuevos proyectos, lo ha llevado a ser invitado a cenar junto a reyes o presidentes de gobierno, tanto en España como en Estados Unidos. Se ha casado y divorciado varias veces, y ha recorrido medio mundo interpretando personajes.
Ha sobrevivido a un infarto y le extirparon un tumor benigno. El Gato con Botas, uno de los personajes más carismáticos de las películas de “Shrek”, lleva su voz en su versión en español, inglés e italiano. Las siete vidas que se atribuyen a los gatos, parece que también las está disfrutando Banderas.
Primera: Actor en Málaga
Comenzó su carrera con quince años, realizando actuaciones en “playback” de la obra musical “Jesucristo Superstar”. Ya en aquella obra, dio muestras de su entusiasmo y dedicación al aprenderse de memoria todas las canciones. En una ocasión, faltó el actor que representaba el personaje de Jesús y Banderas pudo sustituirle sin ningún problema.
Estuvieron durante un año representando la obra y, al acabar, la compañía se disgregó. Cada uno siguió su camino, pero un reducido grupo continuó con las representaciones, formando una pequeña compañía llamada `Dintel´, que se atrevía con todo: desde teatro clásico, obras independientes, pasacalles, lo que se terciara. Por aquellos años, Antonio se formó en la Escuela de Arte Dramático de Málaga, donde consiguió un expediente brillante.
Su familia le aconsejó que estudiara Magisterio, pero Banderas tenía claro que quería ser actor. Cuando decidió, con veinte años, ir a Madrid, su madre, preocupada, preguntó qué le parecía la decisión de su hijo a Ángeles Rubio Argüelles, una reconocida mecenas cultural y fundadora del Teatro Escuela A.R.A. de Málaga. Ella le contestó que su hijo había nacido para ser actor.
Segunda: Buscándose la vida en Madrid
Antonio Banderas llegó a Madrid con quince mil pesetas y una maleta. Compartió piso y vivió los vaivenes del oficio de actor. Aunque formó parte de una obra de teatro en el Centro Dramático Nacional, después de superar algunas pruebas, se afilió al sindicato de actores para poder trabajar de acomodador en un teatro y tener un sueldo modesto con el que subsistir.
En su biografía oficial “Antonio Banderas: una vida de cine”, de la periodista Ana Oliva (Ediciones B, 2003), se cuenta que, en ocasiones, tenía que ir con un colchón enrollado a dormir en casa de amigos y conocidos de diversa índole.
Un día, en el famoso Café Gijón, donde solía ir después de las actuaciones, se le acercó una persona a decirle que tenía una cara muy bonita, que quedaría muy bien para hacer películas. Esa persona era Pedro Almodóvar, que iría posteriormente a verle actuar y le propondría trabajar con él. Fue el director manchego el que le propuso cambiar su nombre artístico a Antonio Banderas, ya que su nombre real es José Antonio Domínguez Bandera.
Tercera: Consagración en Madrid
Debutó con Almodóvar en “Laberinto de pasiones”, en 1982. Sin embargo, esa película no mejoró en demasía su situación económica, aunque le permitió iniciar una larga colaboración con el director, que lo llevaría a la fama y a su consagración internacional.
Esta llegó cinco años después con “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, que fue nominada a los premios Óscar. Con la promoción de esta película en Los Ángeles, comenzó el recorrido internacional del actor malagueño. Se fijaron en él dos directores latinoamericanos: la venezolana Betty Kaplan y el mexicano Ramón Menéndez, y comenzaron a hablar de proyectos internacionales conjuntos. Con la primera, terminaría trabajando seis años después.
Cuarta: A la conquista de Hollywood
Con treinta años alquiló un apartamento en Los Ángeles, dispuesto a intentar la aventura americana. El año anterior había sufrido una lesión que le obligó a llevar un collarín durante nueve meses, tiempo que aprovechó para aprender a tocar el piano de manera autodidacta. Posteriormente, en 1991, rodó “Terra Nova” en Venezuela, de Calogero Salvo.
El realizador Arne Glimcher quería contar con él para su primera gran película en los Estados Unidos, “Los reyes del mambo tocan canciones de amor” (1991). Banderas, sin entender nada de lo que decía, se presentó a las audiciones en Nueva York con la ayuda de un profesor de dicción y consiguió el papel. Pero no estaba todo hecho, ni mucho menos. Su rutina diaria consistía en levantarse a las seis de la mañana para pasar tres horas en el gimnasio, luego ocho horas de estudio de inglés, clases de trompeta, y por las noches acudía al `Blue Note´ en Nueva York a escuchar a músicos como Celia Cruz o Tito Puente, además de músicos de jazz. Los fines de semana tomaba clases de mambo y acudía al `Copacabana´ para empaparse del ambiente.
Ese mismo año, se estrenó la película documental “En la cama con Madonna“ (Alek Keshishian, 1991), donde la propia protagonista confesó que quiso seducir a Antonio mientras estuvo en Madrid en una noche de fiesta, pero que el actor decidió ser fiel a su mujer de entonces, Ana Leza. La propia diva le dijo: “Creo que esto te convierte en un rey”, y, efectivamente, aquello catapultó definitivamente su popularidad.
Quinta: Consagración internacional
A partir de esos acontecimientos profesionales, tuvo destacadas participaciones, como secundario o como actor principal, en grandes producciones de Hollywood como “Philadelphia“ (Jonathan Demme, 1993), la película colectiva “Four Rooms“ (Allison Anders, Alexandre Rockwell, Robert Rodríguez, Quentin Tarantino, 1995), “La casa de los espíritus“ (Bille August, 1993), “Entrevista con el vampiro“ (Neil Jordan, 1994), “La máscara del Zorro“ (Martin Campbell, 1998), “Frida“ (Julie Taymor, 2002) o “Indiana Jones y el dial del destino“ (James Mangold, 2023).
Ha compartido reparto con actores de la talla de Tom Cruise, Brad Pitt, Harrison Ford, Tom Hanks, Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close o Winona Ryder. Ha sido invitado a cenar por Bill Clinton y Barack Obama, y ha compartido eventos con importantes autoridades españolas. Una anécdota cuenta que Antonio Banderas compró el `Bribón´, el barco que había pertenecido al rey emérito Juan Carlos I. Mientras tanto, se casó y se divorció de la estrella de Hollywood Melanie Griffith.
Sexta: Exitosa vuelta a España
Rozando ya los sesenta años, vuelve a rodar con Pedro Almodóvar “Dolor y Gloria“ (2019), lo que le hizo ganar distintos premios como mejor actor: el Goya; el Festival de Cine de Cannes, en los Premios del Cine Europeo y en los Premios Platino, además de ser nominado al Óscar y al Globo de Oro en 2020.
Otros grandes reconocimientos en su carrera profesional han sido el Premio Donostia a toda su carrera en 2008, otorgado por el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Goya de Honor en 2005 por su contribución al cine y el máximo galardón que se concede en España por parte del Ministerio de Cultura: el Premio Nacional de Cinematografía en 2017.
Séptima: Director y productor en Málaga
A partir del año 2020, Antonio Banderas explora su faceta de director artístico y productor de musicales en el Teatro del Soho de Málaga, de su propiedad, consiguiendo un indudable éxito.
El actor, ya consagrado, ha explorado múltiples facetas a lo largo de su vida, como la de modelo publicitario y creador de una línea de perfumes con su nombre. Con cincuenta y cinco años, incluso se matriculó en una escuela de moda de Londres para producir una línea de ropa. También se convirtió, en 2010, en uno de los propietarios del equipo del Mundial de motociclismo en la categoría de Moto2, el `Jack & Jones by Antonio Banderas´, por su gran afición al mundo del motor.
Una vida intensa, la vivida por este malagueño universal, que no parece tener ningún interés por jubilarse cuando cumpla los sesenta y cinco.