Hoy se celebra el Día del Padre

Santo Domingo. — Como cada último domingo del mes de julio, la República Dominicana celebra hoy el Día del Padre, una fecha dedicada no solo a los padres biológicos, sino también a los hombres que han asumido con compromiso y amor el rol de figura paterna: abuelos, tíos, padrastros y tutores.
La conmemoración, que en el país se distingue por reuniones familiares, obsequios y mensajes de gratitud, tiene un trasfondo histórico que se remonta a inicios del siglo XX en Estados Unidos. Fue Sonora Smart Dodd, residente en Washington, quien propuso establecer un día especial para homenajear a su padre, Henry Jackson Smart, veterano de la Guerra Civil estadounidense, quien enviudó y se encargó solo de criar a sus seis hijos en una granja rural.
Inspirada por el Día de las Madres, Dodd propuso inicialmente el 5 de junio, fecha del cumpleaños de su padre. Sin embargo, su propuesta no ganó mucha fuerza en ese momento. No fue sino hasta el 19 de junio de 1910, en Spokane, Washington, cuando se celebró por primera vez un Día del Padre, aunque de forma local.
La idea fue ganando apoyo paulatinamente, hasta que en 1924 el presidente Calvin Coolidge respaldó su instauración a nivel nacional. Finalmente, en 1966, el presidente Lyndon B. Johnson proclamó el tercer domingo de junio como el Día del Padre oficial en los Estados Unidos, modelo que luego adoptaron países como Colombia, México, Costa Rica, entre otros.
Sin embargo, en la República Dominicana, la celebración se trasladó al último domingo de julio, una decisión que se ha mantenido con el tiempo sin una proclamación oficial específica, pero aceptada socialmente y respaldada por instituciones y comercios.
Más allá de los regalos y las actividades comerciales, el Día del Padre es una oportunidad para reconocer el papel fundamental que tienen los hombres que asumen la crianza y educación de sus hijos o hijas, con entrega, sacrificio y amor incondicional.
En un contexto social donde las dinámicas familiares son cada vez más diversas, esta fecha también permite reflexionar sobre la importancia de valorar a quienes han estado presentes como figuras paternas, más allá del vínculo sanguíneo.