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Experto desmiente mitos sobre la “burundanga”: “No hay droga que funcione con solo tocar la piel”

San Francisco de Macorís.- El abogado Jer Yan Lantigua calificó como un mito la creencia popular sobre la llamada "burundanga", una sustancia a la que se le atribuyen efectos casi instantáneos al entrar en contacto con la piel.

Durante su participación el martes 20 de mayo, en el programa El Toque del Mediodía, Lantigua explicó que la droga a la que se hace referencia comúnmente como burundanga es en realidad la escopolamina, un fármaco con propiedades sedantes y efectos amnésicos, pero cuyo impacto requiere ser ingerido para hacer efecto.

“No es cierto que alguien pueda hipnotizarte solo con rozarte o pasarte algo por el lado”, afirmó el jurista. “Toda droga necesita ingresar al cuerpo, ser absorbida por el organismo y circular por el torrente sanguíneo antes de provocar una reacción”.

Según detalló, la escopolamina puede inducir una especie de estado de embriaguez y pérdida parcial de la memoria, pero su efecto depende de la dosis, del modo de administración y de la constitución física de la persona. “Lo más común es que se disuelva en una bebida. Por eso suele utilizarse en contextos de abuso, especialmente contra mujeres en espacios como bares o discotecas”, agregó.

El abogado también hizo un llamado a las autoridades a realizar exámenes toxicológicos cuando una persona denuncia haber sido víctima de esta sustancia. “Si alguien dice que fue drogado, lo lógico es hacerle una prueba para detectar cualquier agente en su organismo. Pero eso, lamentablemente, casi nunca ocurre”, sostuvo.

Lantigua insistió en que la supuesta capacidad de la “burundanga” para manipular a alguien de forma inmediata y sin que lo note no tiene sustento científico. “Para que una droga tenga un efecto directo en el cerebro desde la piel, se necesitaría al menos 45 minutos, y aun así, la piel no es un canal eficaz para eso. Por eso cuando se busca un efecto rápido se recurre a inyecciones”, explicó.

El abogado también señaló que muchas veces las historias relacionadas con la escopolamina podrían encubrir estafas o malas decisiones económicas, en las que luego las víctimas prefieren culpar a una droga antes que admitir que fueron engañadas.

“En psicología criminal vemos eso con frecuencia: una persona es estafada y luego, por vergüenza, dice que fue drogada. Es más fácil decir ‘me hipnotizaron’ que reconocer que uno fue víctima de su propia codicia”, indicó.

La Antigua concluyó alertando a la población a no dejarse llevar por versiones sin base científica. “No se trata de negar que la escopolamina exista. Lo que hay que entender es cómo funciona y cómo realmente se utiliza”, puntualizó.