La extrema derecha se da un batacazo en Francia, muy lejos de la mayoría a la que aspiraba

Pese a que la extrema derecha francesa logró este domingo enviar un número récord de diputados a la Asamblea Nacional, su resultado en las legislativas supone un batacazo a sus ambiciones, con unos resultados que la dejan muy lejos de la mayoría a la que aspiraba.
"Se dramatizó mucho lo que estaba en juego, se habló de los fascistas, de los fachas", dijo decepcionado un militante del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN), Luc Doumont.
En una sala en la ciudad de Vincennes, en los suburbios de París, donde los partidarios del RN se habían reunido con la esperanza de una gran victoria, la decepción era inmensa cuando se conocieron las primeras proyecciones que lo situaban en tercera posición, por detrás del Nuevo Frente Popular, una coalición de izquierdas, y de la alianza del presidente Emmanuel Macron.
"El Nuevo Frente Popular son como el agua y el aceite, quieren condenarnos al ostracismo", lamenta este agente de aduanas ahora jubilado.
Entre los militantes nadie esperaba una derrota así.
Sus esperanzas eran inmensas desde el 9 de junio, cuando el ultraderechista Jordan Bardella, de 28 años, se impuso en las elecciones europeas con un 31.37% de los votos, un resultado histórico para la extrema derecha.
Y cuando una hora después el presidente Macron anunció la disolución de la Asamblea Nacional (cámara baja) y elecciones anticipadas, estaban convencidos de que se abrían por fin las puertas del poder.
El domingo pasado, en la primera vuelta de las legislativas, obtuvieron una gran victoria, con alrededor de un tercio de los votos, lo que, en teoría, les daba la posibilidad de alcanzar en la segunda entre 250 y 300 diputados (la mayoría absoluta está en 289).
Algo que finalmente no ha ocurrido. La movilización contra el partido de Marine Le Pen parece haber dado sus frutos y el RN no ha logrado romper su tradicional "techo de cristal".
El resultado de este domingo hace crecer además las dudas sobre la capacidad de la extrema derecha para ganar unas elecciones a nivel nacional, en un campaña en que se ha acusado al partido de amateurismo.
También han salido a la luz las actitudes y declaraciones racistas, antisemitas o conspirativas de decenas de sus candidatos, algo que según Bardella, que aspiraba a ser primer ministro, solo son "cuatro o cinco ovejas negras".