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Juancito Rodríguez: HÉROE NACIONAL

Sus diferencias con Trujillo se conocieron a mediados de 1935 al negarse, junto a Elías Brache Viñas, a participar en un plan contra su colega Miguel A. Roca, acusado de escribir pasquines contra el dictador.

En el gobierno de Trujillo se desempeñó como diputado por La Vega entre 1934 y 1942, siendo parte de la farsa legislativa de la dictadura.

Juancito mantuvo la condición de ´legislador´, pero fue confinado en sus propiedades junto a sus hijos, con la pena de que su esposa había fallecido ese año.

Desde la conversión de su hogar en una especie de ´prisión domiciliaria voluntaria´, se enteraba de las atrocidades cometidas contra la ciudadanía por asuntos políticos y para despojarlos de sus bienes, cual sucedía con sus ganados sin que se capturaran los cuatreros. Así se templó su rechazo al tirano y su decisión de organizar una expedición armada desde el exterior que pretendía incluso antes de que Juan Bosch se lo solicitara a través de un emisario en 1945.

Al ser recibido por Trujillo en enero de 1946, abrumado por la cuantía del ganado perdido, le solicitó permiso para viajar a Puerto Rico con fines de salud, y 200 mil dólares para comprar ganado para su finca en La Vega.

Esta solicitud resultó atractiva para el dictador; así, se quedaría con el dinero y el ganado comprado. Por eso ordenó el desembolso en dos cartas de crédito, una por 80 mil y otra por 120 mil dólares, enviados sin demora a Puerto Rico con José Antinoe Fiallo.

A finales de enero de 1946, Juancito Rodríguez abandonó el país con la ilusión de que pronto regresaría con un plan de ataque por su libertad, sin sospechar que jamás vería su tierra amada.

Visitó Puerto Rico, Cuba, Venezuela, Costa Rica y Guatemala, sus lugares de operación. Como era de esperarse, su salida del país provocó la ira del tirano contra sus familiares y trabajadores.

A su llegada a La Habana, los líderes del exilio dominicano mostraron su disposición a trabajar junto a Juancito Rodríguez.

Además, contó con la solidaridad de los presidentes Juan José Arévalo (Guatemala), Elie Lescot y Dumarsais Estimé (Haití), y de los venezolanos Rómulo Betancourt y Rómulo Gallegos ya que el cerco era firme contra Trujillo, y los demás dictadores de la región.

En ese contexto fue organizada expedición de Cayo Confites, cuyas armas fueron gestionadas en Argentina por el presidente Arévalo con dinero aportado por Juancito.

Los problemas de organización y las diferencias entre los dominicanos, el protagonismo de los dirigentes cubanos y la efectividad de los espías de Trujillo, destacan entre las causas del fracaso de la expedición.

Su lucha no se detuvo a pesar de la amenaza de Trujillo en el sentido de que ejecutaría a su hija María Mercedes si persistía en sus afanes conspirativos.

Según afirmación de su hijo José Horacio Rodríguez, su padre no concebía la idea de postrarse ante Trujillo. Por ese sentimiento, interpretó, expuso y perdió todo: familia y riquezas.

El héroe nacional general Juancito Rodríguez representa en la historia Dominicana el principio y el fin de la lucha que terminó con el régimen del tirano.

Sus restos por fin ya descansan en el Panteón Nacional.

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La competencia por las armas de Cayo Confites dio lugar al Pacto del Caribe, firmado en Guatemala en diciembre de 1947 por Juancito Rodríguez, por la República Dominicana; por E. Chamorro, Gustavo Manzanares, Pedro José Zepeda y Rosendo Argüello por Nicaragua, y José Figueres por los costarricenses. Este Pacto establecía la gestión de los recursos económicos, bélicos y humanos para la acción revolucionaria común a través de Comité Supremo Revolucionario presidido por el mayor general Juan Rodríguez García, asistido por José Horacio Rodríguez Vásquez; Rosend