Ayatolá de Irak condena secuestros y asesinatos de activistas

La máxima autoridad religiosa chií de Irak, el ayatolá Ali al Sistani, condenó este viernes los secuestros y asesinatos que se han incrementado contra activistas que participan en las protestas en Irak y pidió a las fuerzas de seguridad que localicen a los autores de estos 'crímenes premeditados'

'Condenamos firmemente los asesinatos, los secuestros y los asaltos en todas sus formas', dijo Al Sistani, una de las voces más influyentes del país, durante el sermón del viernes, día sagrado para los musulmanes.

En sus palabras, leídas como de costumbre por su representante Abdelmahdi al Karbalai, el líder religioso pidió a las autoridades que asuman su responsabilidad y hagan rendir cuentas a los autores de los crímenes.

Al menos tres activistas han sido asesinados en los últimos quince días y varios fueron secuestrados, algo que ha denunciado la Relatoría de la ONU para la defensa de la situación de los defensores de los derechos humanos.

EL HORROR FILMADO CON TELÉFONOS

Asimismo, el clérigo chií condenó un confuso suceso ocurrido el jueves relacionado con una persona que fue colgada boca abajo de un semáforo tras ser supuestamente asesinada por un grupo de asistentes a una manifestación.

Una multitud de gente presenció la escena y la filmó con sus teléfonos.

'La brujería, mutilación de cadáveres y el ahorcamiento son crímenes por los que sus autores deben rendir cuentas, y lamentablemente lo que se ha observado ese la presencia de un gran número de personas que se reúnen para seguir estas terribles escenas', comentó Al Sistani.

El líder religioso advirtió de las consecuencias de repetir estos sucesos para la seguridad y la estabilidad del país así como 'su impacto directo sobre las protestas pacificas'.

Al Sistani destacó la necesidad de que las armas 'estén bajo la autoridad del Estado' y de que ningún grupo armado opere al margen del Gobierno.

Desde principios de octubre, los manifestantes piden un cambio de gobierno al considerarlo corrupto y responsable de la mala gestión de los recursos y problemas económicos del país, sobre todo en el sur, rico en petróleo y carente de servicios básicos como el suministro de agua de calidad.

La máxima autoridad religiosa ha apoyado desde un primer momento las reivindicaciones de los manifestantes y su movimiento, condenando la represión violenta contra esas protestas que ha causado casi 500 muertos desde el pasado 1 de octubre.

El primer ministro Adel Abdelmahdi dimitió el pasado 29 de noviembre, apenas horas después de que Al Sistani exigiera su renuncia.

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