Cómo manejar las finanzas personales sin ser un experto

Muchos expertos dicen que el “Ratón Pérez” es el primer docente de educación financiera. Inclusive la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) intentó trabajar más sobre la educación financiera a través del Programme for International Student Assessment (Pisa), una prueba de conocimientos que se ha realizado dos veces. En la primera edición, en 2012, participaron 18 países, en la segunda edición, realizada en 2015, se han evaluado 15 países.

En ninguna de las dos participó Argentina, con lo cual no tenemos información fidedigna al respecto.

Estas pruebas evalúan sobre gestión de cuentas y tarjetas, planificación de economía personal, comprensión de riesgos, intereses e impuestos y otros temas relacionados con las finanzas personales.

La digitalización avanza como parte de las estrategias de desarrollo de empresas, gobiernos, entre otras organizaciones, y también como forma de inclusión para romper barreras que impiden, por ejemplo, la bancarización.

Es común pensar que más dinero es solución a los problemas y preocupaciones, pero en general no es tan sencillo. Un mal manejo puede traer dolores de cabeza más grandes. La relación con el dinero es aprendida, y por lo tanto puede ser modificada.

De allí la necesidad de tener algunos puntos en consideración a la hora de plantear una estrategia, más o menos rudimentaria, en lo que respecta a finanzas personales. Entre ellos:

Reconocer los gastos. El dinero está en constante movimiento porque uno lo usa diariamente, pero muchos no sabemos cómo lo gastamos. Es bueno agruparlos en deseos y en necesidades. Los primeros se pueden posponer, los segundos son obligatorios y son prioritarios de cubrir. Cada quien establece sus necesidades y deseos según su estilo de vida.

Ahorros. El dinero que uno recibe hoy es parte del que dispondrá en el futuro. Hay ahorro productivo que se usa para generar nuevos ingresos en el futuro. Se estima que 10 por ciento de la suma de todos los ingresos debería ser ahorrado.

Reconocer los ingresos. Igual que en el primer punto, es importante reconocer de dónde vienen los ingresos y cómo se generan. Saber el origen permite potenciarlos también.

Cuidar el historial crediticio. Estar al día en los pagos de los préstamos permite aparecer en el historial crediticio como una persona cumplidora, confiable y responsable, con lo cual tendrá posibilidades de acceder a mayores y mejores condiciones en el futuro.

No temer endeudarse. El crédito es una herramienta, pero es importante usarlo sólo para proyectos que generen retorno. Evitar al máximo usar el crédito para gastos de consumo.

No superar límite de endeudamiento. Las entidades financieras estiman que una persona no debe endeudarse más del 30 por ciento de sus ingresos fijos, para evitar desequilibrios.

No temer desinvertir. El que siembra, recoge. No debemos temer sacar el dinero de inversiones que no generan ganancia o dan pérdida.

No comprar por impulso. Toda compra debe estar justificada. Cualquier gasto debe tener un mínimo de racionalidad.

Presupuesto personal/familiar de corto y mediano plazo. Debe incluir gastos de consumos, porcentaje de ahorro, entretenimiento, vacaciones e imprevistos.

A la hora de invertir. Asesorarse lo mejor posible; una mala decisión puede ponernos en riesgo y originar el efecto contrario. No concentrar todo en una sola opción. Diversificar es una manera de bajar la exposición al riesgo.

Invertir o ahorrar en educación. Los estudios demuestran que el ahorro básico más productivo de un país, una organización y una familia es la educación, entendida como la acumulación de conocimiento puesta al servicio del progreso y el desarrollo a través de proyectos productivos.

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