¿Cómo blindar tus finanzas personales ante una posible crisis?

Este 2020 ha iniciado con una combinación explosiva de tensiones en Medio Oriente, una epidemia de gran escala y guerras comerciales alrededor del petróleo.

Además de los efectos inmediatos sobre los sectores que se ven impactados directamente, estos eventos provocan una incertidumbre y una cadena de consecuencias que amenazan la economía global.

Si además agregamos que México vive sus propios problemas, como el endeudamiento de Pemex, la baja en la inversión y la desaceleración general de la economía, todo pudiera conjugarse para al menos pensar que se avecina una crisis significativa.

Ahora bien, ante el escenario macro, como personas solo nos queda pensar en controlar los daños y mitigar los riesgos en el escenario micro: nuestras finanzas personales.

Para esto, existen principios como el ahorro, la liquidez y la conservación del valor de nuestro patrimonio que debemos tomar en cuenta.

Así, podemos partir de eliminar lo que nos resta para luego abonar a lo que nos suma, haciendo primero un inventario de nuestras deudas, eliminando las superfluas o las que tengan una mayor tasa de interés.

Lo siguiente es minimizar los gastos innecesarios y hacer un recuento de nuestros gastos fijos y esenciales, para así asignarles un presupuesto y asegurar que contaremos con los flujos para cubrirlos.

Tras controlar las fugas y despreocuparnos el día a día, la recomendación ahora es cultivar un fondo de emergencia del que podamos disponer de inmediato y que contenga por lo menos tres meses de sueldo para poder absorber gastos inesperados en el camino.

En tiempos de incertidumbre, se recomienda incluso que este fondo sea de por lo menos seis meses, dado que no sabemos qué tanto intervendrán en el futuro factores como la inflación y el desempleo.

Hablando de emergencias, dentro del plan también deben figurar los seguros, especialmente los de gastos médicos, que nos ayudan a controlar riesgos mayores.

Sobre la conservación del valor de nuestros ahorros, podemos colocar una porción de ellos en instrumentos que pudieran darnos un ápice de tranquilidad; en este sentido, los bonos gubernamentales de corto plazo, por ejemplo.

Una vez cubierto todo esto, incluso podemos pensar en identificar y capitalizar oportunidades de inversión. El consejo aquí es identificar negocios sólidos que puedan regresar una vez que la tormenta ceda, hay que pensar en inversiones que hayan sido afectadas de tal manera que su precio sea una oportunidad en el largo plazo, lo que significa invertir consistente y progresivamente, conscientes de que veremos ganancia en unos años, no en lo inmediato.

En suma, más que lamentar la posible recesión que se vislumbra, vale la pena tomar una posición más racional y pragmática en la que consideremos que los ciclos económicos son inevitables, pero que su impacto en nosotros sí es, en gran medida, evitable. Por lo mismo, nuestra labor en el presente es construir una base de disciplina, cautela y responsabilidad a la hora de gestionar nuestras finanzas personales.

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