Estudio revela que los noctámbulos enfrentan un mayor riesgo de deterioro cognitivo que las personas madrugadoras

Noctámbulos corren más riesgo de demencia que los madrugadores, estudio. Aunque el mundo ha romantizado al “ave nocturna” —productiva, introspectiva, creativa—, la ciencia acaba de arrojar un balde de realidad: ese desfase con el reloj biológico podría tener un precio alto para el cerebro.
Sin embargo, hay una buena noticia: la cantidad de horas que dormimos podría marcar la diferencia entre un riesgo latente y una protección efectiva.
El hallazgo proviene de un estudio internacional publicado en Sleep and Cognitive Health, una colaboración entre el Instituto Neurológico Europeo y la Universidad de Stanford, en el que investigadores analizaron datos de más de 7,000 adultos mayores de 50 años, revelando una conexión directa entre el cronotipo nocturno, la duración del sueño y el riesgo de deterioro cognitivo y demencia a largo plazo.
¿Qué reveló el estudio sobre sueño y riesgo de demencia?
El estudio, publicado en mayo de 2025, descubrió que las personas con cronotipo nocturno —es decir, quienes tienden a dormir y despertar más tarde— presentan un 33% más de riesgo de deterioro cognitivo leve y un 19% más de riesgo de demencia tipo Alzheimer, en comparación con quienes se acuestan y levantan temprano.
Sin embargo, este riesgo disminuye significativamente cuando los noctámbulos duermen al menos entre 7 y 8 horas continuas cada noche. El hallazgo sugiere que no es únicamente el horario lo que influye en la salud cerebral, sino también la cantidad y calidad del descanso.
En palabras del Dr. Rohit Mehta, neurólogo del European Brain Health Institute, “la regularidad y el sueño profundo actúan como un escudo contra el desgaste cognitivo, incluso si el patrón horario no es el tradicional”.
¿Por qué los noctámbulos tienen más riesgo de deterioro cognitivo?
El cerebro humano está diseñado para seguir ritmos circadianos sincronizados con la luz solar. Cuando nos alejamos de ese ciclo —como ocurre con los noctámbulos crónicos— se producen alteraciones hormonales, especialmente en la producción de melatonina y cortisol, dos sustancias clave para la reparación cerebral y el control del estrés.
Además, estudios han demostrado que los noctámbulos suelen experimentar mayor fragmentación del sueño, menor tiempo en fase REM y un aumento en marcadores inflamatorios, lo cual acelera el deterioro neuronal con los años. También presentan más propensión a desarrollar depresión, ansiedad y hábitos alimentarios irregulares, factores que afectan de manera indirecta la salud cognitiva.
No se trata de castigar a los que funcionan mejor de noche, sino de entender que el reloj interno, cuando se ignora constantemente, puede convertirse en un enemigo silencioso del cerebro.
¿Cuántas horas de sueño protegen al cerebro del envejecimiento?
Según el estudio, el número mágico parece ser entre 7 y 8 horas continuas por noche. Dormir menos de 6 horas eleva significativamente el riesgo de desarrollar pérdida de memoria, mientras que exceder las 9 horas puede estar relacionado con un sueño de baja calidad asociado a otros problemas de salud.
Lo importante no es solo cuántas horas, sino que cuán reparadoras son. Para eso, los investigadores recomiendan:
Establecer horarios fijos para acostarse y despertar
Evitar pantallas al menos una hora antes de dormir
Reducir la cafeína después del mediodía
Dormir en habitaciones oscuras y frescas
Dormir bien es como limpiar el disco duro cerebral cada noche. La falta de sueño fragmentado o insuficiente afecta la consolidación de la memoria, la toma de decisiones y la claridad mental, áreas críticas para prevenir la demencia a largo plazo.
Consejos para mejorar la calidad del sueño y cuidar tu memoria
Si eres noctámbulo y te sientes identificado, no necesitas convertirte en madrugador para proteger tu cerebro. Aquí algunos consejos prácticos:
Respeta tus 7-8 horas, incluso si empiezan más tarde. La consistencia es clave.
Evita la siesta excesiva durante el día, ya que puede alterar tu ciclo nocturno.
Haz ejercicio por la mañana o al mediodía, nunca justo antes de dormir.
Crea una rutina relajante nocturna: lectura, té sin cafeína, música suave.
Evalúa tus niveles de vitamina D, porque la exposición limitada a la luz solar en noctámbulos puede causar deficiencia, otro factor vinculado al deterioro cognitivo.