Editorial de NTN: "El colmo de un policía"
La corrupción en la República Dominicana no tiene rangos.
Y lo demuestran los operativos realizados por la PEPCA con diferentes calificativos.
En todos hay involucrados políticos, oportunistas, empresarios y de una u otra forma algún miembro de la Armada Dominicana o de la Policía Nacional.
Pero, de ninguna manera eso significa que todos los policías y militares sean delincuentes.
La corrupción es un reflejo fiel de nuestra sociedad donde existe en todos los niveles.
Pero en el caso de la policía, a partir del anuncio del presidente Luis Abinader de que la reforma de la policía va, y que ni se cansará ni lo cansarán, esta institución está auto destruyendo la deteriorada imagen que le queda.
Un tumbe de 400 kilos de cocaína que realizaron unos agentes del orden público y el posterior secuestro de el cabo Esteban Armando Feliz Batista en Barahona, quien había participado en la operación, le ha puesto la tapa al pomo.
La actividad ilegal realizada por los agentes no tiene ninguna diferencia con las que se dan en el bajo mundo.
Y más cuando la encargada del secuestro del cabo es una agente hija del jefe de asuntos internos en Barahona que se enteró de la participación del cabo en el tumbe millonario.
Se conocen muchas de las diabluras que cometen una gran parte de los uniformados, además de las mafias que operan a lo interno de la institución.
Aunque la tapa al pomo se la puso el raso Elvi Popa Paniagua en Santiago, que empeñó su arma de reglamento y una escopeta perteneciente a la misma Policía Nacional.
Y precisamente ese debe ser el colmo de un policía: Empeñar su arma de reglamento.
El cambio debe ser urgente.