Así te engañas: cuando crees que encontraste una "ganga", pero no

Entre los propósitos de Gustavo estaba bajar de peso, así que decidió buscar un gimnasio, era enero y encontró verdaderas ofertas pues es común entre las personas que quieren darle un giro al Año Nuevo.

La promoción que lo cautivó, por sobre todas, fue la de pagar seis meses y obtener a cambio seis más, así tendría cubierto el año y su meta podría lograrse pagando sólo la mitad. Sin pensarlo dos veces, sacó su tarjeta de crédito y pagó por esa ganga, ¿cómo podría el establecimiento hacer ese tipo de ofertas sin quedar en la bancarrota? Pensó.

Con el ánimo renovado, así como su ropa y calzado (del que, por cierto, compró tres pares de cada uno, porque ahora sí, el ejercicio se iba a convertir en un estilo de vida) se dirigió hacia su primer día, durante los 30 siguientes todo iba bien, pero conforme pasó el segundo mes comenzó a encontrar formas de evadirlo.

Una de las motivaciones comunes era pensar en que el gimnasio ya estaba pagado por todo el año, así que debía ir; luego pensó que por faltar un día no pasaba nada, y así los pretextos se fueron convirtiendo en pan de todos los días, hasta que dejó de ir al gimnasio.

SALIÓ MÁS CARO
Así, si hacemos cuentas, el único que ganó con esta situación fue el establecimiento, pues Gustavo pagó seis meses y sólo asistió dos meses de manera efectiva, ello sin contar que gastó en toda la indumentaria para asistir a realizar ejercicio, seguramente con ello y lo que pagó por seis meses se cubrió el año de servicio, es decir, no ahorró nada, como él pensó en un principio.

Este ejemplo, sólo es una muestra de la manera en que tomamos decisiones financieras, pensamos en que adquirimos la mejor de las promociones, pero casi nunca hacemos las cuentas, y al final salimos pagando de más y, en muchas ocasiones, por artículos que en la vida volveremos a utilizar, como la ropa deportiva de Gustavo, que cabe aclarar también compró más chica, porque iba a bajar de peso.

Y no quiero decir con ello que esté mal generar propósitos, pero muchas veces queremos que por arte de magia los resultados lleguen, las metas deben construirse poco a poco, y nosotros siempre queremos que nos vendan la solución construida, no está mal invertir en salud, porque al final eso te ahorrará mucho más dinero, lo que está mal es que tomemos decisiones en el largo plazo, cuando ni siquiera has comenzado las de corto plazo.

Ya bien lo dice el dicho “salió más caro el caldo que las albóndigas” ¿Cuál es la “promoción” en la que has caído y que al final te ha resultado más cara?

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